“¿Crees que el empresario que explota a una mujer irá a verla al asilo?”
entrevista a eva herman, neofeminista, portazvoz del movimiento europeo por el refeminismo de
luis amiguet miercoles 2 de abril de 2008
Eva Herman es una famosa periodista de la tele a la que el influyente feminismo alemán puso en la picota porque cuestionó el mantra progre de que la mujer debe sacrificar –o hacer compatible– su maternidad por su carrera. Su defensa del ama de casa profesional le costó el cargo. Hoy es portavoz de un vigoroso movimiento europeo que reivindica el orgullo de la profesión de madre. En su manifiesto, El principio de Eva, Herman esgrime el mandato biológico para que la mujer dedique sus años fértiles a sus hijos y no a aumentar las plusvalías de su empresa. Me llega a la entrevista con un peripuesto abogado que toma puntual nota de todo lo que decimos. Confío en no tener querella...
¡Qué vamos a hacer! El ciclo de la vida.
Mucho peor. Ella no había seguido a la naturaleza: renunció a una parte de sí misma, ser madre. Y la naturaleza le pasó factura. Llegó la menopausia y dejaron de perseguirla sus amantes. Un día invitó a una de sus amigas de toda la vida y se metió en la cocina a prepararle un gran pastel de frutas.
Un delicioso aroma a frutas invadió su pisito y ella se puso a llorar: “Al ponerle la guinda a aquel pastel –me escribió– sentí que volvía a evocar una parte de mí misma que yo había reprimido muchos años”.
¡Ser mujer! ¡Alimentar a los demás! ¡Hacerlos felices! ¡Entregarnos sin condiciones!
¿Por qué el capital aliado con la progresía papanatas se empeña en que renunciemos a ser madres por un salario de miseria?
¡Porque a nosotras nos pagan menos! ¡Por eso nos quieren trabajando sin hijos! Yo lo que les estoy pidiendo a las alemanas y las europeas más jóvenes es que se planteen si vale la pena renunciar a tener una familia, un hogar, a disfrutar plenamente de ser mujer... a cambio de un triunfo que es una quimera y de unos sueldos ridículos.
Me di cuenta demasiado tarde de la estafa capitalista y progre del sistema. Durante 25 años quise ser la mejor: fui presentadora de televisión y a los 38 años, casi fuera de tiempo, por fin me decidí a tener un hijo. ¡Cuánto me arrepiento de no haberme dedicado más al hogar y a los hijos que pude tener!
El gran engaño es hacernos creer que se puede. Es un timo en el que colabora el gran capital de las empresas y los empleadores y las feministas y el integrismo izquierdista que les dan cobertura al intentar convencernos de que nos hacen un favor al librarnos de las servidumbres del hogar.
¡Falso! Eso es antinatural, patológico. Es forzar la evolución natural de los vínculos afectivos: violar la naturaleza con métodos artificiales y castigar a los niños a tener padres con edades inadecuadas. Pero es que, además, es una tontería...
... Pero ¿por qué forzar la naturaleza? ¿Por qué no tener los hijos cuando el cuerpo está preparado? ¿Sólo a cambio de quemarnos en un trabajo que sólo hará ricos a los empresarios? ¿Qué agradecerá más nuestro hijo, la carrera de mamá o tener más salud por haber sido parido a la edad adecuada?
La frustración de esas mujeres no es biológica: son víctimas de la desestructuración de la sociedad, pero han acertado al aceptar que son mujeres y obrar en consecuencia.
No todas las mujeres tienen la vocación de ser madres. Lo que sí digo es que la maternidad forma parte de la feminidad. ¡Y no vuelvan a llamar maruja a ninguna mujer!
¿Lo ve?
Mas información en conyugalia@hotmail.com
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