miércoles, 30 de abril de 2008

Conyugalia: Tres libros plantean un debate sobre la relación de la mujer con la maternidad y el trabajo

Tres libros plantean un debate sobre la relación de la mujer con la maternidad y el trabajo

La edad media de la maternidad en España se sitúa actualmente en España a casi los 31 años, y un 14% no tiene hijos, ¿Causas? Una es el problema de la conciliación con el trabajo y la familia. Otra, una crisis de identidad de la mujer que abordan tres libros, escritos por una mujer belga, una alemana y dos francesas.

Eliette Abécassis y Caroline Bongrand, autoras de El corsé invisible. Foto: Ornela Vorpsi. Publicado en "La Familia Importa", Abril 2008

Los comienzos del nuevo siglo son un buen momento para hacer balance de los logros y las lacras del movimiento feminista. Y eso es lo que hacen varias mujeres en diversas publicaciones.

Nadie duda que la igualdad legal y política entre hombres y mujeres era un compromiso ineludible, así como la plena incorporación a todas las instancias educativas y laborales.

El debate se centra más bien en la relación de la mujer con la maternidad y en la identidad de la feminidad, que no pocos ven erosionada por algunos feminismos que acaban por masculinizar a la mujer.

Ciertas tendencias abogan por el rechazo a tener hijos como una manera de reafirmación; otras, por el contrario, insisten en que su identidad radica precisamente en la maternidad. El hecho es que cada vez más las mujeres dan prioridad a su formación y a su trabajo.

La edad media de maternidad, según datos del Instituto Nacional de Estadística, se ha retrasado 2,7 años en poco más de cinco lustros: de los 28,2 años a los que las mujeres eran madres en 1980 se ha pasado a los 30,9 años de media en 2006. Actualmente, el 14% de españolas que superan su edad fértil no ha tenido hijos, según datos recabados por la psicoanalista y economista Corinne Maier. Es una cifra algo superior a la registrada en Francia, un 10%, y muy inferior a la alemana, un 30%.

Y entre estos datos aparece un nuevo concepto: los dinkies, acrónimo de double income no kids. Una expresión inglesa que define a parejas de entre 25 y 35 años con doble ingreso y que rechazan tener hijos.

Corinne Maier admite que la maternidad la ha decepcionado: "La experiencia de ser madre comporta sufrimientos" sentencia. Y este malestar y "mucha más frustración" es lo que la ha llevado a escribir No kid.40 buenas razones para no tener hijos. De otra opinión es la periodista alemana Eva Herman en El principio de Eva: "Las feministas y los de izquierdas creen que hombres y mujeres son iguales pero es absurdo" y critica el rol "egoísta masculinizado y despojado del carácter maternal" de la mujer actual. "La mujer sabe abrir mejor su corazón que el hombre; es quien pare quien cría a los hijos" recalca la autora. Para Herman tanto ellas como ellos deben redefinir sus roles. "La misión de la mujer no sólo consiste en estar en casa y abrir sus ojos y su corazón a la familia, también tiene una función en la sociedad" asegura. Y añade: "No tener hijos es muy cómodo egoísta e individualista, pero demográficamente esto puede terminar con nuestra sociedad". La periodista cree que la búsqueda del éxito y de la realización personal a través del trabajo llevará a "la disolución de la familia y del matrimonio".

La mujer se ha liberado del asfixiante corsé y las pesadas enaguas aseguran la escritora Eliette Abécassis y la periodista Caroline Bongrand autoras de El corsé invisible. Para Abécassis y Bongrand la mujer se ha convertido en su propio verdugo víctima de la conciliación entre la vida laboral y la familiar de la publicidad del rol de la "mujer esposa madre asalariada perfecta" etcétera.

Ambas replantean la condición femenina: hombres y mujeres son distintos y ellas no deben renunciar a su feminidad para lograrla igualdad. "El feminismo se construyó contra el hombre" insisten las autoras y ahora este modelo ya no sirve.

sábado, 19 de abril de 2008

Conyugalia: ¿Que has hecho hoy por tu matrimonio? II

¿Que has hecho hoy por tu matrimonio? II

Publicado en http://www.foryourmarriage.org/
Segundo vídeo


Conyugalia: matrimonio en la ciudad

“Matrimonio en la ciudad”

Articulo de Jennifer Roback Morse, Investigadora especialista en Economía del Instituto Acton para el estudio de la religión y la libertad. Autora del libro: Smart Sex: Finding Life-long Love in a Hook-up World

El matrimonio y la familia están siendo duramente criticados estos días. Y sin embargo, casarse y tener hijos sigue siendo un objetivo importante para la mayoría. ¿Qué es lo que hace tan esquivo a este objetivo?

Aparte de todas las fuerzas ideológicas y culturales que trabajan en contra del amor para toda la vida en el seno del matrimonio, los factores económicos conspiran para que la formación de un hogar sea más cara de lo que debiera ser. Uno de los factores que contribuyen a retrasar el matrimonio es el alto coste para establecerse independientemente. Los mayores gastos de los jóvenes son los impuestos, los préstamos de estudio y la vivienda. Y parándose a pensar, las políticas públicas pueden influir en cada uno de estos gastos.

Por ejemplo, el precio de la vivienda depende enormemente de las recalificaciones y las regulaciones medioambientales. Un artículo recientemente publicado en el Journal of Law and Economics explica por qué los precios de la vivienda son tan altos en Manhattan.

Los autores, Joe Gyourko, Edward Glaeser y Raven Saks, explican que el elevado precio de la vivienda en Manhattan no se reduce a algo tan simple como una cantidad fija de terreno. Los promotores podrían construir más viviendas poniendo más plantas en los edificios ya existentes. Construir más plantas no requiere más terreno.

¿Sabe lo caro que está el mercado inmobiliario en Manhattan? El valor medio de una vivienda ocupada por su dueño en Manhattan subió de 245.633 dólares en 1980 a 377.246 dólares en el año 2000 (ambas cifras en dólares de 2002), lo que representa una subida real que es el doble de la media nacional durante el mismo período de 20 años. Hay otra forma de verlo: los apartamentos vendidos en 1984 tenían un precio de 4.015 dólares por metro cuadrado. En 2002, el precio medio de venta ( en dólares constantes de 2002) se había disparado a 6.685 dólares por metro cuadrado.

Obviamente, el aumento de la demanda es parte del esquema. Pero, ¿por qué la oferta no subió lo suficiente como para mantener los precios estables? A pesar de que los precios están por las nubes, la cantidad de viviendas ha crecido menos del 10% desde 1980. En cambio, en los años 50 se construyeron decenas de miles de apartamentos en Manhattan y los precios no variaron.

Los incrementos de los costes de producción no son ni de lejos una razón para los aumentos de precio. Gyourko, economista de la Universidad de Pennsylvania, y sus coautores de Harvard, calculan que los costes de construcción de un típico apartamento en Manhattan eran, como mucho, de unos 3200 dólares por metro cuadrado, alrededor de la mitad del precio medio de venta. Esta diferencia entre los costes de construcción y los precios exigen una explicación.

De modo que, ¿por qué han subido los costes de la vivienda en Manhattan? Los autores creen que la respuesta está en la regulación de vivienda. Citan cosas como la recalificación del suelo, permisos de uso e inspecciones de construcción. También señalan las exigencias que hay para la protección de lugares históricos lo cual puede absorber los recursos en contiendas de relaciones públicas y provocar retrasos costosos en la construcción.

¿Y qué tiene que ver todo esto con la familia, el matrimonio y el sexo?

Mírelo de esta forma: nuestros cuerpos están físicamente listos para la reproducción cuando somos adolescentes. En realidad, la edad promedio de la primera menstruación ha estado bajando y cada vez hay más niñas de 13 años biológicamente preparadas para la maternidad. Pero no están listas para la independencia económica hasta estar cerca de cumplir los 30 años.

Eso significa que tenemos una diferencia de 15 años entre el momento en que estamos biológicamente listos y el momento en que estamos económicamente listos. Todas esas hormonas incontenibles tratando de que nos reproduzcamos. La diferencia entre la edad de las primeras menstruaciones y la edad primera del matrimonio crea, digámoslo así, cierta tensión en la sociedad. En estos momentos, la clase media se las arregla con anticonceptivos y los pobres con ayudas sociales.

A los adolescentes de clase media les dicen que el sexo antes del matrimonio está bien, siempre y cuando no termine en embarazo. De modo que se puede tener unos 10, 15 ó 20 años de sexo estéril antes de estar preparados para sentar cabeza, casarse y tener hijos. Se desarrollan ciertos hábitos durante esos años, hábitos sobre la forma de ver el sexo, el trato con la pareja y lo que esperamos de ella y de la vida en general. Estos hábitos entorpecen activamente la capacidad de construir matrimonios felices y duraderos. Cuando finalmente se quiere tener hijos, hay que desaprender muchos de esos hábitos.

Y esto sin mencionar que la fertilidad retrasada a menudo significa fertilidad reducida. Muchas mujeres listas que pensaban que era prudente esperar hasta los 30 para tener hijos, descubren con consternación que ya no pueden tenerlos.

¿No sería algo bueno que hiciéramos posible económicamente que los veinteañeros se pudieran casar durante los mejores años de fertilidad? En generaciones anteriores, una pareja de 20 años podía casarse y tener éxito.

Los que respaldan las regulaciones de vivienda son los dueños de las viviendas. Típicamente favorecen las regulaciones que aumentan el valor de sus casas. Mi esposo y yo vivimos en el sur de California. Somos propietarios de una casa. Cada vez que sube el mercado inmobiliario, nuestro balance mejora. Pero esos mismos incrementos de precio hacen que sea más difícil que nuestros hijos puedan vivir cerca de nosotros. A menos que se muden con nosotros. No sé qué pensará usted pero yo ando buscando otra solución mejor.

Podemos hacer algo con el alto precio de la vivienda. Podemos disminuir los requisitos para conservar monumentos históricos, las declaraciones de impacto medioambiental y el resto de las regulaciones para la vivienda. No deberíamos aumentar tanto los precios de manera artificial como para que los treintañeros tengan que estar viviendo con sus padres.

lunes, 14 de abril de 2008

Conyugalia: ¿Que has hecho hoy por tu matrimonio? I

¿Que has hecho hoy por tu matrimonio? I

Publicado en http://www.foryourmarriage.org/
Primer vídeo

Conyugalia: ¿Crees que el empresario que explota a una mujer irá a verla al asilo?

“¿Crees que el empresario que explota a una mujer irá a verla al asilo?”

entrevista a eva herman, neofeminista, portazvoz del movimiento europeo por el refeminismo de la mujer, en la contraportada de la vanguardia,

luis amiguet miercoles 2 de abril de 2008

Eva Herman es una famosa periodista de la tele a la que el influyente feminismo alemán puso en la picota porque cuestionó el mantra progre de que la mujer debe sacrificar –o hacer compatible– su maternidad por su carrera. Su defensa del ama de casa profesional le costó el cargo. Hoy es portavoz de un vigoroso movimiento europeo que reivindica el orgullo de la profesión de madre. En su manifiesto, El principio de Eva, Herman esgrime el mandato biológico para que la mujer dedique sus años fértiles a sus hijos y no a aumentar las plusvalías de su empresa. Me llega a la entrevista con un peripuesto abogado que toma puntual nota de todo lo que decimos. Confío en no tener querella...

Aquella feminista cincuentona fue la progre perfecta: renunció a tener una familia y se entregó a su profesión para competir hasta triunfar. Pero después llegaron otras periodistas más jóvenes y también dispuestas a todo para ser mejores que ella. Y, al final, la relegaron.

¡Qué vamos a hacer! El ciclo de la vida.

Mucho peor. Ella no había seguido a la naturaleza: renunció a una parte de sí misma, ser madre. Y la naturaleza le pasó factura. Llegó la menopausia y dejaron de perseguirla sus amantes. Un día invitó a una de sus amigas de toda la vida y se metió en la cocina a prepararle un gran pastel de frutas.

Cocinar relaja si no eres cocinero.

Un delicioso aroma a frutas invadió su pisito y ella se puso a llorar: “Al ponerle la guinda a aquel pastel –me escribió– sentí que volvía a evocar una parte de mí misma que yo había reprimido muchos años”.

Fue al fin la gran madre nutricia.

¡Ser mujer! ¡Alimentar a los demás! ¡Hacerlos felices! ¡Entregarnos sin condiciones!

A mí a veces me sale una paellita...

¿Por qué el capital aliado con la progresía papanatas se empeña en que renunciemos a ser madres por un salario de miseria?

¿...?

¡Porque a nosotras nos pagan menos! ¡Por eso nos quieren trabajando sin hijos! Yo lo que les estoy pidiendo a las alemanas y las europeas más jóvenes es que se planteen si vale la pena renunciar a tener una familia, un hogar, a disfrutar plenamente de ser mujer... a cambio de un triunfo que es una quimera y de unos sueldos ridículos.

Usted, periodista famosa, sí quiso triunfar: no se quedó en casa con los niños.

Me di cuenta demasiado tarde de la estafa capitalista y progre del sistema. Durante 25 años quise ser la mejor: fui presentadora de televisión y a los 38 años, casi fuera de tiempo, por fin me decidí a tener un hijo. ¡Cuánto me arrepiento de no haberme dedicado más al hogar y a los hijos que pude tener!

¿No se puede ser madre y profesional?

El gran engaño es hacernos creer que se puede. Es un timo en el que colabora el gran capital de las empresas y los empleadores y las feministas y el integrismo izquierdista que les dan cobertura al intentar convencernos de que nos hacen un favor al librarnos de las servidumbres del hogar.

La tecnología reproductiva ha prolongado la fertilidad de la mujer hasta los 50.

¡Falso! Eso es antinatural, patológico. Es forzar la evolución natural de los vínculos afectivos: violar la naturaleza con métodos artificiales y castigar a los niños a tener padres con edades inadecuadas. Pero es que, además, es una tontería...

Yo creo que las mamás –tengan la edad que tengan– merecen amor y respeto.

... Pero ¿por qué forzar la naturaleza? ¿Por qué no tener los hijos cuando el cuerpo está preparado? ¿Sólo a cambio de quemarnos en un trabajo que sólo hará ricos a los empresarios? ¿Qué agradecerá más nuestro hijo, la carrera de mamá o tener más salud por haber sido parido a la edad adecuada?

Si quiere, yo también le cuento historias tristes de amas de casa frustradas por no tener carrera y cargadas de niños.

La frustración de esas mujeres no es biológica: son víctimas de la desestructuración de la sociedad, pero han acertado al aceptar que son mujeres y obrar en consecuencia.

¿No se puede ser mujer realizada y feliz sin ser madre? Si quiere, doy ejemplos.

No todas las mujeres tienen la vocación de ser madres. Lo que sí digo es que la maternidad forma parte de la feminidad. ¡Y no vuelvan a llamar maruja a ninguna mujer!

Apodo canalla, en efecto.

¿Lo ve?

Mas información en conyugalia@hotmail.com

viernes, 4 de abril de 2008

Conyugalia: Padre y madre, cada uno en su papel

Padre y madre, cada uno en su papel

Elise Claeson, madre, columnista y escritora

"Rara vez en una campaña política se ha encontrado una opinión tan marcada. Es como si todas las madres del país se hubieran puesto en pie como una sola mujer y gritado a los políticos: "Oídnos, queremos ser madres"; así escribía Elise Claeson, periodista sueca, en una de sus leídas columnas en el "Svenska Dagbladet", uno de los principales periódicos del país nórdico, durante la campaña electoral del pasado septiembre. "Durante décadas, la élite sueca ha procurado que la mujer olvide que es madre. Lo llaman 'trampa de mujeres' en la política sueca. Ya sabéis, es el repiqueteo continuo: las mujeres no debemos elegir libremente porque entonces elegiremos mal. De ahí los tipos impositivos que quitan más de la mitad tanto a los ingresos de la madre como a los del padre y los dividen en pequeños, muy pequeños subsidios para tener control sobre nosotros". Por Agustín Alonso-Gutiérrez

Elise Claeson (Suecia, 1951) es columnista en el diario Svenska Dagbladet. El pasado septiembre publicó "Mamma@home", libro en el que propone un nuevo feminismo que valore la maternidad. Es licenciada en Ciencias Sociales y trabajó como defensora del cliente antes de dedicarse por completo a su familia. Tiene dos hijas ya en la veintena y está escribiendo un libro sobre su madre, que –cuenta– "fue una heroína de guerra en Finlandia y se refugió en Suecia en 1944".

— Chesterton decía que "hay una idea marrullera según la cual las mujeres son libres cuando sirven a sus patronos, pero esclavas cuando ayudan a sus maridos". En su libro "Mamma@home" ("Mamá en el hogar") defiende algo parecido. ¿Cuáles son las principales líneas que propone?

— Hay una idea feminista y socialista de que las mujeres son libres solamente cuando actúan como hombres y se incorporan al mercado laboral (se puede contrastar en Simone de Beauvoir). En el libro argumento que las mujeres no deberíamos intentar llegar a ser hombres; somos buenas como somos y deberíamos seguir nuestros deseos femeninos y nuestra naturaleza femenina. En el libro hablo mucho sobre naturaleza humana.

— Ha escrito en alguna de sus columnas que durante décadas se ha intentado que la mujer sueca olvidase que es o puede ser madre. ¿Qué interés hay en ello?

— El feminismo y el socialismo (y a veces también el liberalismo) quieren crear un nuevo homo sapiens, un ser humano más leal al Estado que a la familia y a los hijos. La maternidad es como un símbolo del antiguo homo sapiens, que sería el enemigo natural para ese feminismo y para el socialismo.

— Después de construir durante años un esquema socioeconómico en el que se necesitan dos sueldos para vivir, no existe la libertad para vivir de un sueldo o de un sueldo y medio. ¿Cómo hacer que las aguas vuelvan a su cauce?

— Sólo se puede imponer un esquema de familias con dos ingresos si los impuestos son lo suficientemente altos. Con impuestos más bajos, las familias son más libres para elegir hacer lo que quieren. Por ello, el feminismo socialista prefiere impuestos altos, porque quiere acabar con la familia. Las familias con hijos deberían tener impuestos más bajos que otras. Así, podrías convertirte en una familia de un solo ingreso cuando tú quisieras. La sociedad debería también reconocer a madres y familias como las personas más importantes para la vida de un niño.

— ¿Es posible un nuevo feminismo, moderno, que valore adecuadamente la maternidad, sin perder los logros obtenidos, tales como el mayor acceso de la mujer a la educación, la conquista de derechos civiles o la libertad para ser económicamente independientes si así lo desea?

— En mi libro hablo acerca de "neo-feminismo", un nuevo feminismo que se centra en la maternidad y la naturaleza femenina. Yo creo que es una tendencia que ha venido para quedarse. Hay signos de ello por todas partes. El viejo feminismo ha perdido porque no ve a las mujeres como ellas son, pretende convertirlas en hombres.

— Un primer feminismo quiso que la mujer se independizase del varón. Ahora se habla de maternidad, de reparto de tareas domésticas, pero no de paternidad. Da la sensación de que la familia fuese un problema sólo de la mujer. ¿No es eso un error?

— Los hombres siempre han mantenido y protegido a las mujeres y a los hijos. Ese es un buen papel para un padre. No deberían ser forzados a convertirse en mujeres-madre para ser mejores padres. Hombres y mujeres somos diferentes, también como progenitores. Los hijos necesitan padres que funcionen como hombres, no como mujeres.

— Las voces de las madres que deciden dedicarse al hogar a tiempo difícilmente llegan a los medios, a la política o a los centros intelectuales... Parecen las grandes olvidadas.

— En Suecia ha comenzado una tendencia pro-mamás que nadie puede ignorar. Mi libro fue publicado por la segunda mayor editorial del país y la principal empresa de comunicación imprime la revista Mama, que está siendo un gran éxito. Cuando el mercado reconoce la maternidad, los políticos y los medios de comunicación deben seguirlo, incluso aunque no les guste.

— ¿Es posible tenerlo todo: éxito profesional y afectivo-familiar?

— Sí, pero no al mismo tiempo. Creo que las mujeres deberían tener hijos pronto, cuidar de sus familias y ser madres y más tarde, a los 40 ó los 50, comenzar una carrera, como yo hice.